Por Nico y Cat
¿Por qué amamos tanto los abrigos? Si no te consideras una amante de los abrigos, quizás es momento que te cuestiones por qué has obviado tanto tiempo una prenda tan mágica.
Me he dedicado a observar cómo la gente se abriga, si son de esas personas que se visten como cebollas, con capas y capas, o si son más bien sencillas y menos friolentas y solo ocupan chaleco y chaqueta de mezclilla en pleno invierno.
Yo he experimentado un poco las dos maneras, pasé de usar beatle y abrigo, a usar muchas capas para lograr entrar en calor en los días bajo cero. Y mis conclusiones llegaron recién el invierno pasado, por descubrimientos en los montones más inesperados de la feria y leyendo todas las etiquetas de ropa de mi clòset.
Encontré una camiseta de primera capa, que llamó mucho mi atención por su textura, y resulta que tiene porcentaje de lana de angora y es perfecta. Es suave, es calentita, y con el corte perfecto para que no me quede ningún extremo al descubierto. Yo sé que quizás están demonizando el que tenga pelo de animal, pero la verdad es que preferir estas prendas que tienen décadas y se han mantenido en perfectas condiciones, versus comprar HOY una prenda nueva que tenga piel animal no es lo mismo. El comprar es una acción política, que manifiesta la validación de todos los valores y procesos de la marca, por ende comprar algo que ya se fabricó hace muchos años que tiene historia y trayectoria, reduce el impacto que eso termine en la basura y además adquiere esa singularidad de que nadie más tendrá lo mismo.
Siguiendo la idea de la exclusividad y el comprar ropa de segunda mano, me di cuenta de que de a poco fui investigando y haciéndome consciente de las fibras y composiciones de la ropa que tenía en mi clóset, y que efectivamente ya no se fabrica ropa de calidad. La gran mayoría, por no decir toda la ropa, está hecha a partir de poliéster. El poliéster es una fibra de origen artificial y derivada del petróleo, que tiene un impacto medioambiental inmenso y que le otorga peor calidad y durabilidad a la ropa en comparación con otras fibras más nobles. Una consecuencia visible de estos tejidos es la formación de “pilling” o “motas”, que son pequeñas bolitas de fibras enmarañadas en la superficie del tejido, que se producen por el roce o uso prolongado, y al ser fibras más elásticas, son más difíciles de desprender.
Teniendo en conocimiento esto, y sumado a la experiencia térmica que me han dado otros abrigos de lana de oveja por ejemplo, es que se me hace muy fácil decirle adiós a esas prendas de retail porque ahora fueron reemplazadas por prendas únicas, vintage que son de fibras naturales con mejores propiedades térmicas. Al igual que en la construcción, si un edificio cuenta con mejor aislación térmica, será más eficiente su consumo energético. Con el cuerpo funciona igual, si usamos fibras más inteligentes y óptimas para resguardar el calor, tendremos que ocupar menos capas y podremos lucir esos abrigos maravillosos cómodamente.
Y finalmente un detalle que para mi es crucial al momento de elegir abrigos, es que tenga la opción de cerrar el botón al cuello, o mejor aún, que tenga cuello subido para mantener protegida la garganta, y poder complementar con una bufanda gigante, que bordee el tamaño frazada para así usarla modo turbante y estar absolutamente hermética del frío extremo del calentamiento global.
Sin duda que los abrigos vintage o de la ropa usada son nuestros favoritos del invierno, el año pasado tuvimos una explosión de abrigos en la tienda y encontramos algunas joyas realmente hermosas. Vienen de todas partes del mundo, algunos fueron hechos en la Rusia comunista, otros en Polonia, Canada, Estados Unidos y sorprendentemente encontramos algunos hechos en Chile, muchos años atrás.
Los abrigos son una prenda que complementa y resalta cualquier look, además de abrigar tremendamente los días de invierno. Esta cuarentena no los hemos necesitado tanto, al pasar tanto tiempo dentro de casa, es por esto que quisimos hacerles este pequeño homenaje y recordar algunos de los tesoros que hemos encontrado a lo largo de este último año.
Nuestros favoritos:
Los maxi coat, largos hasta los tobillos y muy abrigadores. Mención honrosa a los de colores llamativos como esta maravilla en azul Klein que encontramos el año pasado, o este abrigo de lana colorido y largo.
Los peludos (sintéticos obvio), para dejar cool cualquier look. Cuando se podía salir, siempre los usaba en invierno para salir a carretear, se ven hermosos con cualquier outfit. Mi favorito personal y un básico en mi closet: un peludo negro para salir de noche. También hemos encontrado reales tesoros como estos abrigos peludos de colores.
Los de largo 3/4, esta prenda también es un básico en invierno. Hay en todos los colores pero los más esenciales son el negro y el camel. Acá algunos de nuestros hallazgos más recientes:
Mención especial a los abrigos diferentes y únicos, que nos entregan lo mejor de la ropa usada o vintage: la exclusividad de llevar una prenda que nadie más tenga. Al ser abrigos antiguos, de épocas pasadas y de lugares lejanos es muy difícil toparnos con una persona que esté usando lo mismo que nosotras. Nuestros diseños favoritos: los de pata de gallo, tartán y los que mezclan diferentes tonos.
A pesar de que en casa no necesitamos tanto de usar abrigos, nosotras recomendamos siempre tener al menos un par de joyitas vintage en tu clóset, te durarán mucho tiempo, tienen mucha historia detrás y te abrigarán como ninguna prenda de retail puede hacerlo.